jueves, 1 de noviembre de 2007

VICTOR NOIR

Una mañana en Pere Lachaise.



París. Hace más o menos un año, era una mañana gris, oscura, lluviosa, los coches circulaban con las luces encendidas, fue este día cuando decidí ir a visitar el cementerio de Pere Lachaise.

Llegué hacía las nueve y cuarto de la mañana, no había nadie, bueno si, una joven norteamericana con un paraguas rojo que aceleraba el paso por el paseo central, pensé: seguro o casi seguro que va en busca de la tumba de Jim Morrisson. Decidí seguirla, en mi iPod sonaba Cecilia Bartoli con el aria de Gluck, “Tremo fra’ dubbi miei”.

Llovía copiosamente y una ráfaga de viento me dobló el paraguas, de pronto la joven había desaparecido. Me resguardé de la lluvia en un viejo panteón con la verja rota, allí permanecí expectante, un suave ruido que venía de la calzada me mantuvo alerta unos momentos, ante mis ojos aparecía un magnifico coche americano de los años sesenta que se deslizaba con suavidad, la lluvia arreciaba y yo como observador pasivo solo pude dejarme arrastrar por los acontecimientos que sucedieron mas tarde.

A lo lejos el coche se paró, un chofer uniformado y con un gran paraguas negro resguardó de la lluvia a dos espléndidas mujeres, que con cierto glamour descendieron del coche con un ramo de flores, luego, desaparecieron entre tumbas y panteones por una de las calles que fluían desde la avenida. La humedad y la imaginación me provocaron un escalofrío. Al cabo de un tiempo las dos mujeres aparecieron de nuevo, subiendo al coche que desaparecía en la lejanía.

Sentía cierta curiosidad, al momento, una lluvia suave hizo que saliera de mi escondrijo y me dirigí, sin pensarlo dos veces, hacía el enigma que envolvía a las dos mujeres, seguro que la tumba de Jim Morrisson estaba allí, aceleré el paso, calculé con precisión y finalmente me encontré con otro enigma, no era la tumba de Jim Morrisson. Mi sorpresa fue al comprobar que en su lugar había una magnifica escultura de bronce, (de Amédée-Jules Dalou) con un joven que yacía en el suelo con el sombrero de copa a un lado, una imagen con un aspecto de asombrosa realidad, con delicadeza las flores habían sido esparcidas por todo su cuerpo, su nombre, Victor Noir 1848-1870, para mi todo un desconocido, no pude dejar de mirar, porqué era muy evidente, la generosidad de su entrepierna, que aparecía muy lustrosa y con un desgaste evidente. Todo un misterio.



Mas tarde supe quien era Victor Noir, periodista de La Marsellaise, asesinado en un duelo, por desavenencias politicas, por el príncipe Pierre Bonaparte. Esto fue el principio de una agitación política que no cesó hasta la caída del imperio de Napoleón lll.

Actualmente aún, algunas mujeres con mal de amores, vienen por superstición, a acariciar la protuberancia del desgraciado y seductor periodista, para aliviar sus males.

Werther

4 comentarios:

Gwynette dijo...

Vaja, quin fregadïs !!!! =_O
..no sé pas si descansarà en pau, el pobre ! :-)

Petonets

francesc dijo...

hola werther.

ets assiduo a Paris? jo hi vaig el proxim divendres 16 fins diumenge i no se molt be que anar a veure que no sigui la tipica ruta turistica que ja he fet (fa molts anys).m'aconselles algun lloc, bar, restaurant, museu o galeria, tenda, raco...?

salut.

francesc dijo...

gracias por tus sugerencias Werther, me pongo a informarme sobre estos sitios.

una cosa... lo de Noir funciona tanto en mujeres como en hombres?

francesc dijo...

Fantastico Paris! la veritat es que al final no varem seguir les recomanacions de casi ningu. en un parell de dies varem anar prou estressats per veure lo mes tipic i per perdrens per alguns barris.
tampoc varem anar al cementiri de Pere Lachaise pero si varem anar al cementiri de Montmatre... maravellos... a les 8 del mati sense ningu, amb boirina baixa, tot gelat i gebrat i uns quants gats i corbs majestuosos.