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jueves, 3 de enero de 2008

VIDAS EJEMPLARES



Ni una brizna de aire brillaba en sus pálidas mejillas. Eran gemelas, y día a día persistían en seguir desfalleciendo al unísono, hasta el día en que definitivamente murieron momificadas en la foto de su primera comunión.

No vivieron lo suficiente para darse cuenta de que jamás habían existido. Ahora sus fantasmas, como pequeños fuegos fatuos, deambulan en noches de luna llena por encima de las aguas turbias y profundas, de un lago de nombre impronunciable.

Este último verano aún las pude ver brillando como jamás lo habían hecho, coronando el reflejo de una luna que era atravesada, por una barca solitaria, la misma que años atrás naufragó, en el mismo lugar donde sus cuerpos un día se sumergieron.

Jamás lograron jugar a "dada" con el general.

Werther

miércoles, 2 de enero de 2008

ALICIA



¿Adónde vas Alicia? le preguntó el ángel de la guarda, en un momento de flaqueza y con cierto aire de caridad cristiana, mientras, tres obispos la observaban desde los cercanos acantilados.

A lo que Alicia contestó: esta mañana al atravesar el espejo y penetrar en este país de maravillas, pensé que me alejaba del miedo y ahora me encuentro con tres conejos de rojo púrpura, que solo me proponen acertijos deshonestos.


El ángel con cierta voz de reprimenda, la exhorta a comportarse bien ante la autoridad que observa atenta desde las alturas.

¿Por qué los niños provocamos la lascivia de este obispo de la isla? ¿Por qué controlan nuestros actos y encuentran el pecado en nuestras sonrosadas e infantiles mejillas? Pregunta Alicia sin entender exactamente el significado de sus propias palabras.




El ángel con un deje de tristeza responde: Porqué hay que estar vigilante y atento al libre albedrío, todos tienen que estar sujetos a las normas de obediencia y a la autoridad de su iglesia.

¿Y si pierdo la inocencia jamás volveré a ser feliz? Pregunta Alicia asustada, mientras un rayo lanzado desde las alturas le parte el corazón.

Alicia no tenia los tres altares de la familia cristiana; la eucaristía, la mesa y el tálamo nupcial.




Murió libre y fue directamente al país de “nuncajamás” encontró a su familia en el jardín de las flores vivientes y tomó un té en la casa de los locos, junto a los conejos y las tortugas, así olvidó seguir el camino "neocatecumenal" de una vida cristiana y fue feliz por los siglos de los siglos, amén.

Los “Kikos”, los “teocons” y los "santos varones del opus" se quedaron con un palmo de narices.


Werther